Un experimento que terminó prematuramente

La clase de lengua materna de Carlos Rojas, 1995. Foto: privado

Los resultados fueron buenos, pero no importó cuando se abolieron las clases de lengua materna. Carlos Rojas escribe sobre sus experiencias de esta forma de enseñanza, que sería necesaria hoy más que nunca.

En la década de los ochenta en Suecia creció una rama del sistema escolar donde se había hecho posible ir a la escuela en Suecia utilizando tu lengua materna como lengua principal de aprendizaje. Yo fui parte de una de estas clases desde que empecé primero hasta acabar sexto. El sistema tenía algunas variantes, pero teníamos en común que seguíamos el plan de estudios sueco. La gran diferencia era que aprendíamos lo mismo que los otros alumnos de la escuela aprendían en sueco, pero en español. En nuestro caso, en primero prácticamente todas las asignaturas las dábamos en español – ¡menos el sueco, claro! Luego por cada año se introducía mas aprendizaje en sueco y asignaturas enteras pasaban a darse en sueco, para al final acabar sexto siendo el sueco la lengua mas utilizada en el aprendizaje.

En los años noventa se fue desmantelando el sistema, como parte de una liquidación de todo lo relacionado con el uso y aprendizaje de y con las lenguas maternas. En esa época era el partido Ny Demokrati (Democracia Nueva, ¡epa!) que tiraba del carro habiendo tenido éxito en las elecciones del 1991 con la eliminación del aprendizaje de lengua materna en las escuelas como una de varias propuestas políticas conservadoras-nacionalistas. Parecido a lo que estamos viviendo ahora, su popularidad – consiguieron 6,7 por ciento de los votos – hizo que otros partidos se apropiaran de sus ideas y propuestas. Y al igual que hoy la prensa en general echaba leña al fuego y ayudaba a distribuir sus mensajes y sembrar las inquietudes que el partido quería crear. Una de estas inquietudes fue la que acabo con el sistema de las clases basadas en lengua materna: que los alumnos de estas clases no íbamos a aprender sueco, ni tener éxito escolar, ni integrarnos en la sociedad sueca. En nuestro caso, los análisis que se hicieron mostraron lo contrario. La escuela de secundaria adonde acudimos la mayoría de nuestra clase después de acabarse los seis años de clases en español, comparando nuestros resultados con los otros alumnos, que habían ido a nuestra misma escuela, pero a clases convencionales vieron que nuestros resultados eran mejores que los de estos compañeros. Análisis parecidos se hicieron a diferentes niveles, con resultados similares. Pero el caso es que los resultados positivos no era lo que pesaba en la balanza que decidía sobre el ser o no ser de este sistema. La aversión política y ideológica contra el plurilingüismo en Suecia, se casaba en esta época con una crisis económica que requirió que se hicieran ahorros en el sector público. Desde el punto de vista político tenía sentido liquidar estas clases, más todavía como el discurso negativo alentado por políticos y opinión publica hizo que disminuyeran las familias que apuntaban a sus hijos, dificultando más todavía las argumentaciones a favor de su seguida existencia.

Creo que para los que leéis esto es fácil ver las ventajas del sistema, que nos ayudaban también a obtener mejores resultados escolares. En vez de empezar tu vida escolar o bien dando clase en una lengua que todavía no entiendes o bien en un grupo de introducción separado de la que un día seria tu clase, empezabas en comunidad, pudiendo comunicar, entender y progresar en tu educación. Si se te daba bien geografía o mate, podías sentirte capaz y hábil de un principio, aun sin entender todavía el sueco. Y a la par que desarrollabas tu nueva lengua, también fortalecías tu lengua materna, con todos los pluses que los científicos han comprobado que conlleva. Nosotros nos sentíamos bien, en nuestra clase y en nuestra escuela. Además éramos los mejores jugando al futbol. ¡Y esto no es mi opinión, es un caso comprobado ya que fuimos campeones del torneo escolar!

A mi entender, mis compañeros de clase comparten las experiencias positivas que os transmito. A la vez, también he sabido de conocidos que han atendido clases similares en otras escuelas que en retrospectiva sienten que habían preferido ir a una clase “normal”. Que se sentían marginados o que les toco una educación de menos calidad, por ejemplo. Así que no era un sistema falto de faltas y de variaciones en cuanto a resultados y calidad, como no lo es tampoco cualquier otro sistema.

Pero el diseño del sistema era inteligente y creativo, y no veo que nos haya ido peor en la vida por haber sido parte de este tipo de educación, aunque no se pueda demostrar con seguridad que fuera un sistema más eficaz. Y creo que podría ser un sistema a volver a probar en la situación actual que estamos viviendo en Suecia. Los últimos años los niños en migración llegan aquí con una edad mas avanzada, lo que hace que son mas los que tienen dificultades para cumplir las metas escolares correspondientes a su edad, hasta que no hayan aprendido sueco. Principalmente los que llegan pasado el quinto curso tienen grandes dificultades y solo uno de cada tres obtiene las notas necesarias en noveno para pasar al instituto. Para los que llegan entre primero y quinto, llegan a ser dos de cada tres que pasan tras noveno, pero sigue siendo inalcanzable para una tercera parte. Los métodos de las ultimas décadas – la guianza en lengua materna y grupos o clases de introducción – no han sido todo lo eficaces que desearíamos.

Visto esto, era bueno el resultado de un análisis de 1994 de los alumnos de las clases basadas en lengua materna – la mayoría llegados a Suecia hacia pocos años. Promediaban un 3,0 cuando la nota máxima era un 5 y se podía haber analizado como un resultado prometedor. Incluso mas que eso, muy bueno. Era por debajo de la media general en Estocolmo, pero un nivel que conllevaba muchas más oportunidades de hacer una carrera educativa y laboral digna para los alumnos inmigrados de aquel entonces, comparado con las oportunidades que tienen los de hoy en día con los resultados que obtienen en el sistema escolar actual. Pero en 1994 nadie se preocupaba por cómo se habrían puesto las cosas dentro de 30 años. De todas maneras era demasiado tarde. La decisión ya estaba tomada y se iba a liquidar el sistema de las clases basadas en lengua materna. Y aunque el partido Ny Demokrati en otoño de ese mismo año perdió el apoyo en las elecciones y acabo su etapa en la política sueca, dos años más tarde la clase española de Kvarnhagsskolan en Alby también termino su etapa para no volver nunca jamás ni allí ni a ningún otro sitio de este país.

Carlos Rojas • 2023-09-24
Carlos Rojas es sociologo y esta haciendo un doctorado en la Universidad de Estocolmo, donde investiga el impacto de los procesos sociales en las escuelas.


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Ett skolexperiment som avvecklades i förtid

Carlos Rojas hemspråksklass 1995. Foto: privat

Resultaten var goda, men det spelade mindre roll när hemspråksklasserna en gång avskaffades. Carlos Rojas skriver om sin tid i hemspråksklass, och om en undervisningsform som skulle behövas i dag mer än någonsin.

Förr fanns det i Sverige något som hette hemspråksklasser. Jag gick i en sådan. Vi läste grundskolan enligt den svenska läroplanen, fast på spanska. Det var alltså inte samma sak som dagens modersmålsundervisning. Systemet kunde se lite olika ut men i vårt fall var upplägget att vi i ettan hade alla lektioner på spanska, förutom lektionerna i svenska. För varje år växlade något ämne undervisningsspråk till svenska, och i sjätte klass, den sista vi gick i spanska klassen, var majoriteten av undervisningen på svenska.

På nittiotalet avvecklades hemspråksklasserna, som del av en större avveckling av allt som hade med hemspråk att göra. Det var på den tiden partiet Ny demokrati som drev på det och som hade avskaffandet av hemspråksundervisning generellt i sitt politiska program, när de bildades och kom in i riksdagen 1991. Precis som idag gjorde deras popularitet – de fick 6,7 procent av rösterna – att andra partier tog över deras idéer och tidningarna hjälpte till att sprida oron de ville väcka. En sådan var att vi som gick i hemspråksklasser inte skulle lära oss svenska, lyckas i skolan eller bli integrerade i svenska samhället. I vårt fall så visade undersökningarna snarare att vi under tiden i hemspråksklasser ofta hade lärt oss mer än de som inte gick i hemspråksklasser, också när det kom till svenska språket. Högstadieskolan som tog emot de flesta av oss analyserade våra resultat jämfört med andra elevers och såg att vi presterade bättre. Liknande resultat fanns på andra håll. Men det var inte det som spelade roll, egentligen. Förutom det politiska och ideologiska motståndet som uppstod på 1990-talet uppstod också en ekonomisk kris som motiverade besparingar i skolan. Det var på många sätt praktiskt att fimpa hemspråksklasserna, särskilt om samhällets hårda ton också gjorde att färre familjer efterfrågade hemspråksklasser för sina barn.

Jag tror att det för er som läser här är lätt att se fördelarna med klasserna, som gjorde att vi också presterade akademiskt. Istället för att börja ditt skolliv i en introduktionsgrupp separerad från den klass som någon dag kanske skulle kunna bli din gemenskap, fick du börja direkt i en gemenskap – en stark sådan dessutom. Eftersom du fick undervisning i alla ämnen på ditt modersmål, kunde du som var bra på matte eller geografi få vara bra på matte eller geografi, även om du ännu inte var bra på svenska. Och du blev stark på ditt modersmål, samtidigt som svenskan fasades in. Vi kände oss trygga, med varann och i skolan. Dessutom var vi bäst på fotboll. Det är verkligen ingen åsikt utan ett faktum att vi vann skolturneringen vårt sista år.

Den goda erfarenheten jag hade från min klass och min skola förstår jag delas av de som var mina klasskamrater, samtidigt så har jag också hört från andra personer från andra skolor som i retrospekt känner att de hade föredragit att gå i ”vanlig” klass. Att de hamnade utanför eller fick sämre undervisning, till exempel. Så det var inte nödvändigtvis mer vattentätt än en vanlig klass är, med den slumpmässighet som alltid finns vad gäller kvalitet på de pedagogiska och sociala delarna av grundskolan.

Men formen var smart och det är svårt att säga att den gjorde det sämre för oss, även om det inte helt går att bevisa att den gjorde det bättre för oss. Så jag funderar ibland på om det inte vore ett alternativ att pröva igen, nu när också fler barn kommer till Sverige i äldre åldrar och det framförallt för de som kommer i högstadieålder är otroligt svårt att klara kraven för att examineras som behöriga till gymnasiet i nian – bara var tredje klarar det. För de som kommer i årskurs 1-5 är det två av tre som klarar högstadiet. Studiehandledning på modersmålet, introduktionsklasser eller introduktionsgrupper – inga av de senaste årtiondenas metoder har fungerat för dessa grupper.

Så att de som gick hemspråksklasser år 1994 hade 3,0 i snitt på den tidens femgradiga betygsskala, var i ljuset av dagens situation helt fantastiskt. Det var något under Stockholms medelnivå, men innebar betydligt fler möjligheter för fortsatta studier och ett drägligt liv i Sverige än för dagens invandrade elever. Men 1994 såg ingen 30 år fram i tiden och hade de gjort det var det ändå för sent – beslutet att avveckla hemspråksklasser var redan taget. Och även om Ny demokrati den hösten åkte ur riksdagen, åkte också spanska klassen ur Kvarnhagsskolan i Alby två år senare, för att aldrig komma tillbaka vare sig där eller någon annanstans i Sverige.

Carlos Rojas • 2023-09-24
Carlos Rojas är sociolog och doktorand på Stockholms universitet, där han forskar på hur det som händer i samhället påverkar det som händer i skolan.