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Los resultados fueron buenos, pero no importó cuando se abolieron las clases de lengua materna. Carlos Rojas escribe sobre sus experiencias de esta forma de enseñanza, que sería necesaria hoy más que nunca.
En la década de los ochenta en Suecia creció una rama del sistema escolar donde se había hecho posible ir a la escuela en Suecia utilizando tu lengua materna como lengua principal de aprendizaje. Yo fui parte de una de estas clases desde que empecé primero hasta acabar sexto. El sistema tenía algunas variantes, pero teníamos en común que seguíamos el plan de estudios sueco. La gran diferencia era que aprendíamos lo mismo que los otros alumnos de la escuela aprendían en sueco, pero en español. En nuestro caso, en primero prácticamente todas las asignaturas las dábamos en español – ¡menos el sueco, claro! Luego por cada año se introducía mas aprendizaje en sueco y asignaturas enteras pasaban a darse en sueco, para al final acabar sexto siendo el sueco la lengua mas utilizada en el aprendizaje.
En los años noventa se fue desmantelando el sistema, como parte de una liquidación de todo lo relacionado con el uso y aprendizaje de y con las lenguas maternas. En esa época era el partido Ny Demokrati (Democracia Nueva, ¡epa!) que tiraba del carro habiendo tenido éxito en las elecciones del 1991 con la eliminación del aprendizaje de lengua materna en las escuelas como una de varias propuestas políticas conservadoras-nacionalistas. Parecido a lo que estamos viviendo ahora, su popularidad – consiguieron 6,7 por ciento de los votos – hizo que otros partidos se apropiaran de sus ideas y propuestas. Y al igual que hoy la prensa en general echaba leña al fuego y ayudaba a distribuir sus mensajes y sembrar las inquietudes que el partido quería crear. Una de estas inquietudes fue la que acabo con el sistema de las clases basadas en lengua materna: que los alumnos de estas clases no íbamos a aprender sueco, ni tener éxito escolar, ni integrarnos en la sociedad sueca. En nuestro caso, los análisis que se hicieron mostraron lo contrario. La escuela de secundaria adonde acudimos la mayoría de nuestra clase después de acabarse los seis años de clases en español, comparando nuestros resultados con los otros alumnos, que habían ido a nuestra misma escuela, pero a clases convencionales vieron que nuestros resultados eran mejores que los de estos compañeros. Análisis parecidos se hicieron a diferentes niveles, con resultados similares. Pero el caso es que los resultados positivos no era lo que pesaba en la balanza que decidía sobre el ser o no ser de este sistema. La aversión política y ideológica contra el plurilingüismo en Suecia, se casaba en esta época con una crisis económica que requirió que se hicieran ahorros en el sector público. Desde el punto de vista político tenía sentido liquidar estas clases, más todavía como el discurso negativo alentado por políticos y opinión publica hizo que disminuyeran las familias que apuntaban a sus hijos, dificultando más todavía las argumentaciones a favor de su seguida existencia.
Creo que para los que leéis esto es fácil ver las ventajas del sistema, que nos ayudaban también a obtener mejores resultados escolares. En vez de empezar tu vida escolar o bien dando clase en una lengua que todavía no entiendes o bien en un grupo de introducción separado de la que un día seria tu clase, empezabas en comunidad, pudiendo comunicar, entender y progresar en tu educación. Si se te daba bien geografía o mate, podías sentirte capaz y hábil de un principio, aun sin entender todavía el sueco. Y a la par que desarrollabas tu nueva lengua, también fortalecías tu lengua materna, con todos los pluses que los científicos han comprobado que conlleva. Nosotros nos sentíamos bien, en nuestra clase y en nuestra escuela. Además éramos los mejores jugando al futbol. ¡Y esto no es mi opinión, es un caso comprobado ya que fuimos campeones del torneo escolar!
A mi entender, mis compañeros de clase comparten las experiencias positivas que os transmito. A la vez, también he sabido de conocidos que han atendido clases similares en otras escuelas que en retrospectiva sienten que habían preferido ir a una clase “normal”. Que se sentían marginados o que les toco una educación de menos calidad, por ejemplo. Así que no era un sistema falto de faltas y de variaciones en cuanto a resultados y calidad, como no lo es tampoco cualquier otro sistema.
Pero el diseño del sistema era inteligente y creativo, y no veo que nos haya ido peor en la vida por haber sido parte de este tipo de educación, aunque no se pueda demostrar con seguridad que fuera un sistema más eficaz. Y creo que podría ser un sistema a volver a probar en la situación actual que estamos viviendo en Suecia. Los últimos años los niños en migración llegan aquí con una edad mas avanzada, lo que hace que son mas los que tienen dificultades para cumplir las metas escolares correspondientes a su edad, hasta que no hayan aprendido sueco. Principalmente los que llegan pasado el quinto curso tienen grandes dificultades y solo uno de cada tres obtiene las notas necesarias en noveno para pasar al instituto. Para los que llegan entre primero y quinto, llegan a ser dos de cada tres que pasan tras noveno, pero sigue siendo inalcanzable para una tercera parte. Los métodos de las ultimas décadas – la guianza en lengua materna y grupos o clases de introducción – no han sido todo lo eficaces que desearíamos.
Visto esto, era bueno el resultado de un análisis de 1994 de los alumnos de las clases basadas en lengua materna – la mayoría llegados a Suecia hacia pocos años. Promediaban un 3,0 cuando la nota máxima era un 5 y se podía haber analizado como un resultado prometedor. Incluso mas que eso, muy bueno. Era por debajo de la media general en Estocolmo, pero un nivel que conllevaba muchas más oportunidades de hacer una carrera educativa y laboral digna para los alumnos inmigrados de aquel entonces, comparado con las oportunidades que tienen los de hoy en día con los resultados que obtienen en el sistema escolar actual. Pero en 1994 nadie se preocupaba por cómo se habrían puesto las cosas dentro de 30 años. De todas maneras era demasiado tarde. La decisión ya estaba tomada y se iba a liquidar el sistema de las clases basadas en lengua materna. Y aunque el partido Ny Demokrati en otoño de ese mismo año perdió el apoyo en las elecciones y acabo su etapa en la política sueca, dos años más tarde la clase española de Kvarnhagsskolan en Alby también termino su etapa para no volver nunca jamás ni allí ni a ningún otro sitio de este país.
Carlos Rojas • 2023-09-24 Carlos Rojas es sociologo y esta haciendo un doctorado en la Universidad de Estocolmo, donde investiga el impacto de los procesos sociales en las escuelas.